Durante su intervención en el pleno de la 74 Asamblea General de Naciones Unidas, en septiembre pasado, el Canciller mexicano Marcelo Ebrard hizo el compromiso de que México contaría con una Política Exterior Feminista. A principios de este mes de enero, durante la Reunión Anual de Embajadores y Cónsules, este compromiso se cristalizó al anunciarse el despliegue de los elementos que constituyen esta nueva modalidad de política exterior enfocada en impulsar la igualdad de género.
Con esta decisión, México se convierte en el primer país de América Latina en adoptar una política exterior con estas características y se inscribe, a nivel mundial, en el grupo conformado por Francia, Canadá, Noruega y Suecia, países que cuentan con una política similar.
De manera muy sucinta, buscamos integrar los principios fundamentales del feminismo, como son la igualdad sustantiva, la libertad en la toma de decisiones, la eliminación de las desigualdades estructurales y la erradicación de la discriminación a través de derechos individuales y sociales, como los preceptos que orienten nuestras decisiones en materia de política exterior. Hacemos nuestros estos principios, de una manera transversal e interseccional, a fin de construir una sociedad más justa en nuestro país y de contribuir a la igualdad de género en el mundo.
La Política Exterior Feminista de México tiene implicaciones con alcances internos y externos.
En los aspectos internos, nos encaminamos hacia una Secretaría de Relaciones Exteriores paritaria. También, junto con el Senado, hemos iniciado una reforma a la Ley del Servicio Exterior Mexicano que busca los siguientes cambios:
- Política exterior con perspectiva de género y liderazgo internacional en materias de igualdad sustantiva.
- Una SRE paritaria que incluya mejoras organizacionales para un ambiente y desarrollo igualitario.
- Una SRE libre de violencia y segura para todas con políticas sólidas hacia la erradicación de la violencia de género.
- Visibilización del capital femenino de la Secretaría.
- Interseccionalidad y transversalidad en las políticas de género de tal manera que la perspectiva sea de complementariedad con otras temáticas fundamentales tales como el cambio climático y las poblaciones vulnerables.
De manera externa México ha iniciado una política exterior comprometida con la igualdad sustantiva de las mujeres.
Somos co-anfitriones junto con Francia del Foro Generación Igualdad que tiene como objetivo hacer una evaluación integral y establecer mejoras a la situación de la igualdad de género desde el histórico foro de Beijing, al cumplirse sus 25 años.
El Gobierno de México, la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas presentaron la Iniciativa Spotlight en México, con el objetivo de que mujeres y niñas disfruten de espacios públicos y entornos seguros.
También, hemos realizado el depósito de dos instrumentos contra la discriminación en la OEA, como la Convención Interamericana contra toda forma de Discriminación e Intolerancia. Estos son instrumentos jurídicos vinculantes para combatir la discriminación y, a partir del depósito de México, se vuelven obligatorios para todos los países miembros de la organización.
Adicionalmente, de manera muy significativa, durante la pasada COP25 de cambio climático en Madrid, México fue uno de los países impulsores del programa para incluir la igualdad sustantiva de género en las políticas de combate al calentamiento global. Dado que las mujeres son mucho más susceptibles a sufrir los impactos devastadores de la crisis climática, por ejemplo, morir en una catástrofe ambiental o ser víctimas de desplazamientos por motivos ecológicos, es importante incluir esta perspectiva en las negociaciones internacionales sobre el tema.
Lo característico de tomar la perspectiva feminista que estamos persiguiendo, es que hace visibles algunos fenómenos sociales que, sin ella, permanecerían sin ser reconocidos. Es decir, desigualdades estructurales, así como debilidades coyunturales e históricas que han dificultado el acceso a algunos derechos por la condición de género. A la par de ello, el problema más importante actualmente es terminar con la violencia contra las mujeres y garantizarles el acceso a los derechos sociales e individuales.
El mundo tiene grandes retos en materia de violencia contra las mujeres y México no es la excepción. Los más relevantes progresos que se han hecho en materia de derechos humanos requieren de una vigilancia constante y se encuentran en un estado permanente de frágil equilibrio. La Política Exterior Feminista que hemos lanzado constituye una aceptación de que es una tarea del Estado saber poner todas las herramientas sobre la mesa para fortalecer el camino hacia el progreso de los derechos y las libertades, y de que la igualdad sustantiva de género ha sido y continuara siendo una lucha pionera y punta de lanza hacia la emancipación de los grupos más vulnerables de nuestra sociedad.
La situación de desigualdad estructural de género requiere de una solución que es necesariamente radical esto quiero decir que el problema tiene que ser atacado desde la raíz. Me parece que el problema tiene raíces muy profundas y eso requiere algo más que reformar las leyes y procesos legales, sino que requieren de la participación de la sociedad. El cambio por el que nuestro gobierno está apostando empieza reconocer los derechos, mejorar la representación de las mujeres en espacios de decisión y poner a disposición todos los recursos materiales e institucionales para llevar a cabo este cambio.
El lanzamiento de la Política Exterior Feminista es un mensaje sobre la forma en que México quiere enfrentar los retos contemporáneos de la humanidad. México es un país que experimenta una profunda transformación orientada hacia el bienestar de todas las personas. Tenemos una firme convicción en los preceptos del feminismo, y confiamos en su capacidad probada para lograr cambios hacia la emancipación y hacia la construcción de sociedades más justas. Por eso, estos principios orientan nuestras decisiones en materia de política exterior.
México es corresponsable con las naciones del mundo en la solución a los grandes retos globales y la Política Exterior Feminista nos inscribe como actores de vanguardia, de manera consistente con las nobles aspiraciones de nuestra transformación.